Ven conmigo esta noche

Te quiero así, desnuda, sin anestesias, ni resignaciones. Lo sé; estás cansada de esos hombres que solo te miran cuando quieren sexo, de los que te siguen engañando, de los que se aprovechan de ti. Yo no soy así.

Ven conmigo esta noche. Prometo no hacerte sufrir. Nunca. Conseguiré que tu vida sea más fácil, conmigo no tendrás que preocuparte por el mañana. No hablaremos de bancos, ni de facturas, no necesitaremos cinturones.

Prometo escucharte, estar a tu lado aunque no sea el momento, hacerte sentir mujer. Conmigo no tendrás que ir a comer los domingos a casa de mis padres, no habrá amigotes, ni familias políticas, ni mundiales, compartiremos las tareas domésticas.

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NECápsulas – Capítulo 1

Mudanza: sorpresa, que sea buena o si no que se detenga. Me sorprendo rescatando esa vieja frase, agazapada entre memorias. Mi madre la susurraba siempre que su camino se cruzaba con el de un camión de transportes.

La repito, una y otra vez, en alto y con los ojos bien cerrados. Que se detenga, por piedad, que se detenga. Ojalá cayera el Diluvio Universal, pido que falle Matrix, que llegue el Armageddon, que hoy se cumpla el Apocalipsis. Esta mudanza debe, tiene que detenerse.

Pero el mundo hace oídos sordos a mis plegarias. No hay razones, ni promesas, ni viejas frases que valgan cuando se vive atrapado en ciudades con síndrome de abstinencia, en síncopa de claxon, drogadas de ansia por llegar a alguna parte.

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Heisenberg o Rubalcaba

Heisenberg&Rubalcaba
“Me cuenta, por ejemplo, que tiene escrita una conferencia en la que explica de qué manera se puede aplicar a la actividad política el principio de incertidumbre. Este principio, enunciado por Heisenberg en 1927, viene a decir, expresado groseramente, que la mirada del observador modifica el comportamiento de lo observado” (1)

Ahí estaba, en el artículo que Juan José Millás escribió sobre él en 2010, la palabra con la que encapsular el momento en el que Alfredo Pérez Rubalcaba anunciaba que se iría. Esa era la palabra, que leí verde y humeante, como en las cortillas de entrada de la serie Breaking Bad: Heisenberg. Benditas hemerotecas, que solo se miran de perfil en perfil, y que custodian aburridas perlas que se descubren cuando alguien importante se muere, lo echan o decide marcharse. Sigue leyendo

«Si te echan, demuestra de qué pasta estás hecho»

lemond_abramson

La echaron.

Y si las dudas pueden más que la verdad,

no importa el cadáver, porque ya no se respeta a los muertos.

Qué puede hacer con su vida el que no sabe hacer otra cosa, el opresor oprimido, el cazador cazado.

Al pasar los días solo visitan las tumbas la familia y los grandes amigos.

De qué pasta están hechos los duros por fuera, los que esconden la osteoporosis en el orgullo para resurgir del hoyo.

Están hechos de la pasta de los que saben que, lo que han hecho, éxito o fracaso, permanecerá para siempre en ellos,

tatuado.

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